19 agrupaciones orquestales de niños y jóvenes de todo Chile ensayan durante el año para presentar grandes piezas contemporáneas en los principales teatros del país. Pero aparte del rigor, el aspecto humano está presente en cada nota. Esta es el relato de José Arancibia (19), quien a pronta edad conoció la resiliencia tras un siniestro y el inmediato respaldo de sus compañeros concertistas.
La Orquesta Sinfónica Juvenil Regional de Valparaíso (OSJR Valparaíso), fue creada con motivo del Bicentenario de la República de Chile, en 2010. Por esos días, José Arancibia tenía tan solo cinco años y jugaba con una guitarra de juguete. Hasta que una tarde de primavera de 2018 se encontró con una presentación de esta orquesta en Olmué, su comuna de residencia. El concierto que no solamente lo disfrutó, sino que además le despertó la convicción de que podía ser parte de ella.
En primera instancia, José quería tocar violoncello y al momento de la audición no había cupo para este instrumento. «Pero prueba con el contrabajo, que se parece harto», le dijeron, y aceptó. A la luz de los años, hoy José, ya con 19 años, asegura que efectivamente hay similitud: «Puede emitir sonidos muy parecidos».
La OSJR de Valparaíso fue creada con motivo del Bicentenario de Chile en el año 2010 y reúne a cerca de 60 niños y jóvenes entre los 12 hasta los 22 años, quienes provienen de todas las provincias de la Región, cuyo puesto logran tras un exigente proceso de audición anual. Cada año se les otorga una beca que consiste en apoyo económico mensual y psicosocial para iniciarse en la experiencia orquestal, con la guía de un cuerpo de instructores pertinentes para cada instrumento.
APOYOS INESPERADOS
La llegada de José a la OSJR de Valparaíso fue en 2020, la que, ante la consabida situación sanitaria mundial, resultó un arribo singular. «Postulé el año anterior, pero mandé los formularios atrasados, por lo que quedé afuera. Ese 2020, como para muchas personas, fue un año difícil para mí».
En agosto de 2020, la casa de José y su familia fue destruida por un incendio. Ante la imposibilidad de salvar la vivienda, José lo primero que rescató fue su contrabajo y a sus mascotas. En medio de la devastación y del pesar, José recibió apoyos que eran totalmente inesperados: la Orquesta y el equipo de producción, al mes y medio siguiente al siniestro, realizaron una colecta para ayudarle a él y su familia. «Esto reforzó mucho más mi relación con la Orquesta. Si bien en ese año solamente nos veíamos a través de pantallas y que prácticamente no los conocía, ellos igualmente me apoyaron».
«El haber perdido todo me hace valorar las oportunidades del ahora», reflexiona.
FOJI tampoco se quedó atrás y sin mediar alguna solicitud de José, le duplicaron su beca. «Fue sumamente pertinente y me ayudó mucho», señaló el contrabajista.
Desde sus inicios, esta orquesta ha realizado conciertos en los escenarios más emblemáticos de la Región de Valparaíso, como los teatros municipales de Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué, Villa Alemana, en el Parque Cultural de Valparaíso, en la Universidad Santa María, la Universidad de Valparaíso, así como el Congreso Nacional, la Plaza Sotomayor de Valparaíso, el Centro Cultural de San Antonio y otros espacios abiertos de las comunas que componen la región.
A cuatro años de su ingreso, con las experiencias mencionadas, José a sus 19 años actuales se ve realizado. «Siempre quise entrar a la Orquesta y con lo que pasó, lo veo como una señal de que este era el camino que debía tomar, con la perseverancia que te exige la Orquesta. Cuando ingresé tenía ciertas metas y poco a poco las he ido logrando».
NÚCLEO FAMILIAR
Respecto a la relación con sus pares de la Orquesta, José considera que «entre todos se genera un vínculo grande», aunque destaca su amistad con Giordano Raggio, el pianista de la Orquesta. Ingresaron juntos a la carrera de interpretación musical, volviendo cotidiana su relación fraterna. «Es importante para mí», recalca José.
Esta Orquesta, como todas las que son parte de FOJI, tienen renovación de elencos y las edades fluctúan entre los 12 y 22 años. José, a sus 19 años, es hoy uno de los mayores, lo cual para él le significa «tener un grado mayor de empatía» con los de menor edad. «Entré a la misma edad de ellos y tuve el apoyo de los más grandes. Es algo que se aprecia mucho porque en mí caso al menos no sabía casi nada de una orquesta sinfónica. Ese apoyo que se vio en un gesto, un saludo, una indicación, es algo que hoy aprecio un montón».
Continúa su reflexión: «El rol de los más grandes de la Orquesta es generar ese apoyo y fortalecer el vínculo del grupo, porque así podemos enviar un mensaje único hacia el público».
José aprovecha de hacer una mirada comparativa del año que ingresó hasta hoy. «Cuando comencé en la Orquesta era el único contrabajista; hoy somos cinco en la fila. En la interna se genera una especie de núcleo familiar. Me da gratitud compartir con más contrabajistas y me dan más ganas de ir a los ensayos».
Al pensar en su trayectoria en el conjunto, José no duda en concluir que su mayor aprendizaje es algo que sale de los márgenes técnicos: «La enseñanza más importante que me ha dejado la Orquesta es aprender a entender los procesos de los demás. Quiero hacer énfasis en esto porque todos avanzamos de distinta manera. Apreciar al otro tal como es. Poder entender eso y que todos tenemos contextos distintos, nos vuelve más humanos y eso enriquece al conjunto. Tener buenos ambientes es necesario en estos tiempos de tanta complicación. Es fuerte lo que puede generar la Orquesta en uno».
La OSJR de Valparaíso pronto tendrá dos presentaciones en la región. Una de ellas es su concierto de gala que se realizará el 3 de noviembre en el Teatro Municipal de Viña del Mar y la segunda es su concierto de comunidad que dará en el Aula Magna Universidad de Valparaíso el 29 de noviembre.
ESCUCHA LA ENtREVISTA QUE TUVIMOS CON EL ENCARGADO DE LAS ORQUESTA, FELIPE ALARCÓN MUÑOZ:
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