Signos como dolor de cabeza, mareos, zumbidos en el oído, dolor torácico, palpitaciones, falta de aire y cansancio, pueden asociarse a un problema cardiovascular. El Dr. Andrés Triana, cardiólogo de Clínica Los Leones, explica qué otros signos son alarmantes y cómo reaccionar frente a ellos de forma correcta.
Si bien la hipertensión arterial no es la principal causa de muerte hoy en Chile, el cáncer tomó dicho liderazgo desde 2021, la hipertensión arterial sí es la primera causa de años de vida saludable perdidos atribuyéndole 1 de cada 7 muertes. Y es que, en el país, la prevalencia de la hipertensión se sitúa en un 27,3%, cifra que aumenta considerablemente en mayores de 65 años alcanzando un 73,3%.
Estas cifras sumadas al impacto de la pandemia en el desplazamiento de prestaciones relacionadas a controles médicos y exámenes preventivos, que mostraron una disminución de 38% entre enero y mayo de 2020 en relación a las consultas realizadas en el mismo período del año anterior, subrayan la importancia de retomar las citas médicas relegadas ya.
Es fundamental entender en primera instancia, cuáles son los principales síntomas que manifiesta el cuerpo ante un problema cardíaco. El Dr. Andrés Triana, cardiólogo de Clínica Los Leones, explica cuáles podrían generar una evidente alerta.
“Los signos y síntomas que pueden asociarse a un problema cardiovascular son dolor de cabeza, mareos, zumbidos en el oído, dolor torácico, palpitaciones, falta de aire, cansancio, edemas, necesidad de dormir con varias almohadas o en posición semisentada, entre otros. Frente a estos signo o síntomas, lo ideal es acudir a su médico”, señala.
El especialista apunta a que, a nivel cardiovascular los pacientes con edades entre 40 a 69 años, y mayores de 70 mediante escalas para clasificar el riesgo cardiovascular a 10 años, toman particular relevancia identificando, además, los diferentes factores de riesgo modificables -dislipidemia y adiposidad, hipertensión arterial, diabetes mellitus, tabaquismo, estrés, sedentarismo, entre otros- y no modificables –edad, sexo, genética, etc.- con la finalidad de poderlos controlar. La prevención requiere un abordaje integral y multidisciplinario.
Y enfatiza: “Los exámenes cardiológicos pueden variar desde algo básico como electrocardiograma, holter de arritmia, hasta cintigrafía, angiotomografías coronarias, cinecoronariografías. Todo dependerá de la sospecha clínica o hallazgos encontrados en estudios previos”.
¿Cómo podemos mejorar este escenario?
El especialista de Clínica Los Leones apunta a que “las intervenciones a nivel poblacional pretenden modificar el entorno social, actuar sobre los factores sociales que afectan a la salud y proporcionar incentivos que motiven cambios de conducta y de exposición a los factores de riesgo”.
“En este sentido, se han diseñado estrategias para controlar la presión arterial, la dieta, el tabaquismo o el consumo de alcohol, con diferentes resultados. Además, las intervenciones diseñadas para reducir la contaminación ambiental también pueden reducir la morbilidad y la mortalidad cardiovascular”, agrega el Dr. Andrés Triana.
Lo cierto es que tener una vida sedentaria, el abuso del tabaco, consumo excesivo de alcohol, malos hábitos alimenticios y no controlar los factores de riesgo cardiovasculares modificables, son los principales errores de la población. “Muchas veces en la práctica clínica, los pacientes creen que la terapia farmacológica es la única responsable de tratar su enfermedad, cuando en realidad debe asociarse a cambios en el estilo de vida como una dieta saludable, realizar actividad física, disminuir el consumo de alcohol, cesación tabáquica, etc.”.
Entonces, ¿cómo cuidar nuestro corazón? Según el especialista, la mejor forma de cuidar el corazón es adoptar hábitos de vida saludables como punto de partida. La prevención de enfermedades cardiovasculares implica la identificación de factores de riesgo y su modificación para reducir la movilidad y la mortalidad.
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